La percepción urbana es un momento de comprensión de quienes somos, donde estamos, y a dónde vamos. Nos permite entender situaciones globales y continentales. Situaciones económicas, y sociales. Es una lectura diaria, que nos abre la puerta a un mayor entendimiento de nuestro ser.

Existen dos momentos. La lectura objetiva, la visión de la ciudad desde lo alto y desde muy lejos. Mientras más podemos abarcar la visibilidad de la ciudad, mejor. Así podemos verla con claridad. Pero no solo basta llevar un «drone» al aire, debemos estar ahí en la cima para sentir esa objetividad. Ver al organismo que es la ciudad desde lejos, y luego entrar de a poco a sus moléculas y a sus átomos.

Ese momento es el de la lectura subjetiva, la lectura cercana. El momento cuando desde muy lejos hacemos el «zoom in», y llegamos a una calle o avenida muy congestionada llena de átomos o personas que están vibrando y haciendo funcionar a este organismo. Esa lectura es más psicológica y sociológica, y nos ayuda a descubrir situaciones urbanas tan íntimas, que dan vida a la sociedad.

La propuesta urbana debe ser una síntesis de ambas percepciones. Una aplicación urbana que dialogue con la ciudad macro con la metrópolis, y otra ciudad que sea íntima y apropiable al habitante