El problema a solucionar no es el equipamiento urbano o la funcionalidad de la ciudad, sino la cultura y rituales de los ciudadanos. Existe un problema cultural para el entendimiento del espacio público, que ahora está cada vez más incomprendido, porque ahora tenemos otro espacio. El espacio público virtual es un concepto básico, sin embargo, también es un concepto nuevo y aún incomprendido. Recordemos como cientos de años atrás, realizar las actividades básicas de trabajo o vivir en familia, para un ciudadano eran muy distinto. Antes, si alguien necesitaba luz, tomaba tiempo en la elaboración de leña y en encender fuego en la chimenea. Luego se trataba de velas, o lámparas a kerosene, pero no entendemos ahora que esos procesos tomaban parte del pensar diario de las personas, y sobre todo, acciones en las afueras de su propiedad para desarrollarlas. Involucraban un recorrido, un paso por las calles, los bosques, los mercados. Con esa meta, o incluso varias pero exclusivas a la vez, el trazo de que desarrollaban los urbanistas para el diseño de calles, rutas, vías, áreas verdes, parques, etcétera, dependía de eso.

Ahora con el descubrimiento de la energía eléctrica y la creación de focos incandescentes, y posteriormente iluminación general de vías calles, todo ha cambiado. Solo debemos recorrer el espacio público para pagar la cuenta de luz. Sin embargo tenemos rutas creadas hace muchos siglos atrás que no queremos modificar, entonces nos adaptamos alumbrarlas de esa manera. Y el recorrido es más corto, pero se adaptó, y ahora solo consiste en ir a pagar la luz. El urbanismo se adapta a ese recorrido.

Sin embargo, gracias a lo sucedido en las últimas décadas, ya no hacemos ese recorrido. Ahora el recorrido que hacemos no es existente, es virtual. Entonces debemos preguntarnos para qué hacemos ese tipo de recorridos con las calles antiguas que tenemos. Es una pregunta importante.

Sí, queremos espacio público y salir solo para realizar diversas actividades que son recreativas pero diferentes, pero hoy en día, gran parte de nuestro tiempo realizamos otras actividades de manera virtual.